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Joven estudiante/aspirante de la Licenciatura en Artes Audiovisuales, aficionada al fútbol, comentarista amateur de temas de interés social, lectora de corazón, bailarina, actriz y amante del cine de terror.

domingo, 26 de junio de 2011

"¿Sabes algo? Desde el día que te conocí, supe que te ibas a volver un pinchi dolor de cabeza para mi, porque a pesar de mis negativas, tú nunca quitaste el dedo del reglón y ahora, somos amigos. Luego hiciste lo que te vino en gana y te tomaste la "libertad" de formar confianza, más de la que yo en mis cabales hubiera permitido. Y bueno, después de todo, de pensar que te conocía y que de vez en cuando me decepcionabas por tú cambiante manera de ser... Ayer me mostraste a otro "tú" y me dejaste tan sorprendida, que hoy, no sé ni que pensar. Así como me preguntaste y me dijiste un día: "Dime ¿Qué sientes?, ¿Qué piensas? para saber que hacer", lo mismo me gustaría preguntarte, porque para mi maldita suerte, plantaste la duda, la misma duda que dejé yo en ti aquel día..."

jueves, 23 de junio de 2011

Volando sobre ruedas...

Ayer recordé lo divertido y sano que es andar en bicicleta. Me invitaron mi prima y unos amigos al ya famosos recorrido nocturno por la ciudad (Guadalajara), desde que llegaron al medio día para invitarme me sentí muy entusiasmada, pues tenía casi 6 años o más que no me subía a una bici. Comenzé a tener un mal presentimiento después, porque no paraba de llover y tenía muchas ganas de hacer el recorrido.

Total, a las 10:00 de la noche pasaron por mi, y llegamos al lugar donde empezaría todo, para nuestra desgracia se canceló por los fucking charcos, pero gracias al ánimo de los muchachos dimos nuestro propio paseo en un kilometro por Chapultepec. Sentí tanto miedo al principio, pero después, comenzé a sentir cierta libertad dentro de mi y no dejar de pedalear, aunque sea dando vueltas al final de la glorieta, pero no detenerme por nada en el mundo. Entendí que en este momento así está mi vida, o al menos eso parece, como si yo anduviera en una bicicleta y no dejar de pedalear ni detenerme por nada ni nadie.
Otra de las cosas que noté, es lo mucho que me mueve su presencia, pero también lo mucho que me mueve que no esté. Caer en cuenta de la realidad de nuestra situación, de su enredadera mental, su confundido cerebro y su perdido corazón, que a final de cuentas, siempre lo traicionan; pero que está vez le fueron fieles y lo mandaron directo a su realidad, la realidad donde yo no debería existir (y ni quiero).
En fin, todo eso me puede provocar andar en bicicleta en una noche nublada y mojada...